martes, 2 de junio de 2020


*No me debes nada
Cuando Antonia recibe una llamada desde una clínica de Buenos Aires, lo deja todo para ir al lado de su hermana. En el aeropuerto conoce a José Ignacio, un hombre que tiene la virtud de sacarla de quicio, pero que a su vez le atrae profundamente.
La química entre ellos es tan fuerte que les cambiará el destino para siempre, pues la pasión y el corazón no entien­den de clases sociales. Sin embargo, para poder disfrutar de su relación, deberán superar la oposición de varios enemigos, sobre todo dentro de la fa­milia de José Ignacio.

*El Hechizo del Lobo
Cuando surge en cualquier conversación el nombre de Nessie, rápidamente nuestras mentes se imaginan al monstruo del lago Ness, la gran leyenda, pero ¿qué pasaría si ahora no imaginamos al monstruo y la vemos como la mujer con los ojos más verdes de Escocia? Esos ojos que fueron capaces de hechizar al guerrero más fiero, al más temido, al que es conocido como “El Lobo”. Ella, la bruja del demonio, nos hará sacar a la guerrera que llevamos dentro para dar una batalla personal, una que solo el corazón es nuestro contendor, y él, bueno, él nos hará pensar que hasta el más temido animal tiene un corazón. “El hechizo del Lobo” es una novela romántica que te hará reír, llorar y odiar, pero, sobre todo, enamorarte del amor. Déjate hechizar por el Lobo y transpórtate a la Escocia de los castillos y leyendas.

*Corazón de Kristal
Luego de un quiebre en su vida Cristóbal Anguita decide vivir la visa de otra forma totalmente diferente a cómo sus cánones establecidos se lo permiten y siempre guardando la secreta esperanza de volver con la única mujer que fue capaz de amar. Lo que él no imagino jamas fue que en su camino se cruzaría con Kristal del Cielo Rodríguez Rodríguez, una chica muy diferente a las que había conocido en su vida.
La atracción entre ellos surge inmediatamente, haciendo que ella, una joven estudiante de día y un enigma de noche, acepte lo inaceptable por estar a su lado.
¿Serán capaces de aceptarse alguna vez el uno al otro tal cual son?
Atrévete a sentir...

*Todo por sus ojos
Tras cuatro años de dejar su vida atrás, Josefina vuelve a la casa de su padre para celebrar su cumpleaños número sesenta. Nunca imaginó que el volver traería su pasado a su presente, y que un contrato le obligaría a quedarse durante un año, atada al hombre que más amó y que también la traicionó. Pero Jose ya no es la misma, debe proteger su más grande y preciado secreto de todo y de todos. Durante 365 días deberá ser capaz de soportar las mentiras, el remordimiento, la sed de venganza, y sobre todo el amor de dos hombres que intentarán penetrar su duro corazón llenándola de dudas y confusión. Todo por sus ojos es una historia diferente, donde el egoísmo, el engaño y las apariencias, muchas veces pesan más que la verdad. Josefina tendrá que luchar, no solo contra sus sentimientos, sino contra lo que cree que es lo correcto… y lo correcto está oculto en unos dulces ojos color miel.

*El verano que cambió nuestras vidas
Daniela, Luz y Almudena, son tres amigas dispuestas a disfrutar de la vida y de sus primeras vacaciones como las mujeres adultas que son comenzando una nueva etapa, y qué mejor que hacerlo en la playa. Pero lo que jamás imaginaron fue que ese verano cambiaría todo y para siempre, regalándoles sorpresas que nunca esperaron, convirtiéndose en una experiencia inolvidable. Para bien o para mal, el amor irrumpe en sus corazones, y nada vuelve a ser como antes.
“El verano que cambio nuestras vidas” es una novela llena de conflictos, pasión y muchas risas, porque cuando se junta, una chilena, una argentina y una española… ¡Todo puede suceder! Pero lo más importante, es que, a pesar de que el destino las hizo amigas, el corazón las hizo hermanas.

*Deuda de sangre
Cuando Emily claxon recibió la misión más importante en su carrera como agente jamás imaginó que eso la llevaría por un oscuro camino, pero a la vez excitante. Infiltrada dentro de la mafia rusa en Moscú bajo una falsa identidad, descubrirá que su primer objetivo de investigación es solo un espejismo, pues existen cosas mucho más profundas de las que no pueden observar a simple vista. Sin embargo, será la mano derecha del vor quien la coloque en una verdadera encrucijada, pues el apuesto y enigmático ruso no tardará en hacer tambalear sus valores.
En medio de este complicado caso criminal, Emily, ahora bajo otro nombre, intentará desactivar la organización, cuyo fin no solo es la venta de drogas y la trata de blancas, sino que poner en jaque al mundo entero. Tan involucrada estará en la situación que tendrá un dilema entre sus convicciones y los sentimientos que se están fraguando en su interior.
Pareciera que dentro de este mundo tan caótico el amor es inviable. ¿Lograrán sus sentimientos prevalecer? ¿Lo correcto y lo incorrecto podrán convivir en la misma línea? Porque nada es lo que parece en esta historia de peligros y decisiones arriesgadas, en donde cada minuto se enfrentan la vida y la muerte, y en donde al final se tendrá que saldar una deuda de sangre.

*Desde que te vi
Carol Weston no es como las demás señoritas de su edad; le aburre bordar, no sabe tocar el piano y mucho menos hace el esfuerzo por ser una dama de alta sociedad. En cambio, es inteligente, espontánea y bastante más culta de lo que su propia familia imagina. Y, a pesar de ser muy joven, sabe lo que es vivir con el corazón destrozado, por eso ha decidido mirar hacia adelante y... olvidar el pasado.
Pero su destino está próximo a cambiar al ser obligada a asistir a la fiesta del duque de Somerset, el hombre que más odia en el mundo.
Él, un hombre arrogante y prejuicioso, guarda un oscuro secreto que no cuenta ni admite, pero que jamás ha podido olvidar. Y es que, aunque lleva una vida de lujos y sumamente acomodada, le duele desear a una persona en su corazón y saber que jamás podrá tenerla entre sus brazos.
Dos personas rotas por el amor, y que se odian con todo el corazón, caerán en las redes del destino que confabula para que dejen de mantenerse alejados. Y aunque Carol ya olvidó, en su vida tendrá dos amores: uno que le romperá el corazón y otro que hará lo posible por repararlo. Pero... ¿y si ambos son la misma persona? ¿Podrá cerrar los ojos ante el dolor que un hombre le causó?
Porque el amor prohibido es más intenso que el amor permitido, no dejes de leer esta intensa novela, donde su deseo de noche... es estar en sus sueños y quedarse en ellos.

*Señor Costabal
A veces creemos que tenemos la vida resuelta, somos plenos y felices hasta que, en un abrir y cerrar de ojos, todo puede cambiar, demostrándote que puedes quedar sin nada. Y cuando sucede, no nos queda otra opción que ponernos la armadura, salir al mundo y pelear con nuestros propios demonios.
Mauricio Costabal, o el diablo, como le llaman en su trabajo, es un verdadero H.D.P.: arrogante, soberbio, egoísta…, pero totalmente apetecible, que toma lo que quiere cuando se le antoja, hasta que se encuentra con alguien diferente que le hace darse cuenta que su corazón no es tan inerte como él quiere creer, porque tan solo con una sonrisa podría cambiarlo todo, pero él, el señor Costabal, no está dispuesto a aceptarlo, así que hará lo único que se le da bien: apagar esa maldita luz.
Beatriz Andrade es una joven inteligente, vivaz, decidida a seguir sus sueños y a encontrar al príncipe azul que la tome en sus brazos y le dé el tan ansiado beso de amor, pero no todos los que tienen armadura lo son. Y lo aprende cuando aparece él, el hombre más déspota que había conocido, que hace incluso que cambie su forma de pensar. Y como para estar con el diablo hay que estar dispuesta a pecar, ella lo intentará, aunque no por eso está dispuesta a abandonar su tan ansiado cuento de hadas. Pero todas sabemos que… el que juega con fuego se quemar.
¿Podrá Beatriz domar al diablo que vive dentro del Sr. Costabal y no perderse ella en el intento?
¿Es realmente tan fuerte el amor como para sacar a alguien de la oscuridad?
No te pierdas esta nueva novela, donde conocerás al real H.D.P. y no sabrás si amar u odiar a los personajes que te llevarán por un camino de éxtasis sin igual...

*El encanto de la Bestia
Un error del pasado lo despojó de todo, incluso de su honor. Athol ha dejado de ser el laird del clan Mackay al punto de renegar de todo lo que tenía que ver con su país. Ahora es «La Bestia», solo le profesa lealtad a su hacha y a él mismo. Durante los últimos cinco años se ha dedicado a luchar batallas como mercenario. Hasta que se ve obligado a aceptar una misión que lo cambia todo. En cambio, para Katherine Kincaid, hija de un gran laird, lo único importante en la vida es su país y la lealtad a la corona, por lo que debe viajar a la reunión anual de clanes, escoltada por «La Bestia». Lo peor que le podía suceder, porque para ella, el idealismo por su patria lo era todo, y él representaba todo lo contrario. La atracción irrumpe en el momento menos indicado, porque “la bestia” no estaba preparada para volver a entregar su corazón; no sabe cómo lidiar con esa muchachita que lo único que hace es poner a prueba su paciencia, y sin darse cuenta, también desatar una pasión salvaje que pondrá en jaque el destino de su nación.

domingo, 12 de enero de 2020

Spoiler "el Huaso"







Después de una de las acaloradas discusiones que siempre tenían, Francisca necesitaba alejarse, a pesar de estar de acuerdo con algunas costumbres, con otras estaba muy en desacuerdo, tal como había sucedido minutos atrás.
No podía entender por qué se empeñaban en minimizar todas las opiniones de la hermana de Pedro. Había estado a punto de gritarle a la señora que la equivocada era ella, no su hija, pero se contuvo, y en honor a eso decidió salir del lugar, sino, estaba segura armaba la tercera guerra mundial, y peor, ¡¡Dios!! Ese hombre que era todo un macho, no era capaz de contradecir a su madre sabiendo aún que no tenía la razón.
No se dio ni cuenta de la cantidad que había caminado, hasta que cuando ya no pudo más, en un lugar desierto del campo se detuvo. La luz del día ya se estaba guardando, incluso se podía ver todo el cielo teñido en color anaranjado.
El silencio reinaba alrededor, solo se escuchaban algunos pajaritos, hasta que de pronto, por entre medio de los árboles apareció el hombre que encarnaba su mayor deseo, la lujuria personificada en una sola persona, con nombre y apellido, ¿acaso no podía tan solo abrocharse la maldita camisa?, ¿y se una persona normal? ¡No! No podía, pero lo que sí podía notar era su torso cincelado respirando acelerado.
A penas la vio clavó sus ojos en ella. El tiempo se detuvo para ambos, y sin dejarla hablar llegó a su lado, acarició su rostro con sus cálidas manos, grandes y húmedas. Las deslizó por su cuello, por sus hombros, por su pecho. Acercó su boca en busca de la suya, la necesitaba, y esa era la forma en que tenía para demostrárselo.
No solo estaba listo, incluso su miembro ya estaba preparado, se frotaba contra ella con urgencia. Un gemido gutural salió desde su interior, y Francisca, aunque aún no hablaba, esperaba con ahínco que acabara la tortura en que él mismo la estaba sometiendo.
-Si vas a hacer que se me quite la rabia, hazlo ya -susurró mordiéndose el labio al tiempo que le desabrochaba el botón del pantalón.
- ¿Y si solo he venido a ver cómo estabas? -preguntó mientras amoldaba perfectamente su mano a su pecho, apretándoselo.
A Francisca se le escapó un sonido gutural ante aquella sensación, y por supuesto Pedro levantó la cabeza con gesto de arrogancia, sabía lo que hacía, darle placer. Estudió sus ojos, su cara estaba seria, pero con los ojos bien abiertos, percibía la rabia que tenía ella en ese momento y también sabía perfectamente cómo quitársela, en ese minuto estaban en una intensa guerra personal. ¿Lo iba a apartar?
-Lo vas a hacer ¿sí o no? -musitó con el corazón acelerado.





-No-respondió y vivió a amasar los senos de Francisca-, voy a tomar lo que es mío cuando lo reconozcas.
Tenía mil cosas para decirle a ese machista empedernido troglodita de las cavernas, pero las ganas o mejor dicho la calentura le ganaban en ese momento, sabía que nada con él era buena idea, no con alguien como él, pero también era consciente que con Pedro perdía todo rasgo de cordura, la prueba estaba clara ya que casi 90 kilos cernían sobre ella aplastándola contra la hierba, tocándola sublimemente y haciendo que le suplicara o mejor dicho que aceptara lo que nunca quería admitir. Dos palabras, “era suya”
Pedro sacó su mano sustituyendola por la boca, y como si fuera un animal hambriento succionaba y lamia ese pezón rosado que tanto lo volvía loco.
Francisca gimió, tomó su cabeza tirando de su pelo, con fuerza, pero ni así el quitaba sus labios, sentía cada vez más fuerte una oleada de placer por su cuerpo que se alojaba justo en su entrepierna, tan intensamente que estaba segura que así la que terminaría primero sería ella. Jamás se había sentido tan animal, y eso que el sexo le gustaba, y claramente llevaba años practicándolo, pero con él era diferente, nunca sabía que esperar. Y eso…era lo que más le excitaba.
-Pedro…
Él levantó su cabeza quedando solo a unos centímetros de su pecho, el pezón brillaba por la saliva y gracias a la briza y a la sensación estaba completamente erguido, la visión le arrancó un gruñido totalmente masculino de animal primitivo.
-Solo dilo, mujer, no soy un puto robot-dijo con la voz áspera, casi salvaje.
Ella gritó frustrada debatiéndose entre el deseo más crudo o sus propias convicciones.  La expresión expectante de Pedro le llegó directamente al corazón, no quería pelear, quería follar, y sí, como un animal, pero él, él se lo ponía todo tan difícil. Lo rodeó con sus manos por la nuca enredando sus dedos en su pelo. La mirada de Pedro se clavó en la de Francisca mientras ella levantó todo lo que pudo sus caderas hacia él.
-No soy de nadie.
A Pedro se le dilataron las pupilas, y las aletas de la nariz. Estaba peor que un adolescente, sabía que aún sin que su pene la tocara acabaría ahí mismo gracias a esas caderas malditas que lo rozaban.
-No sabes lo que dices…
-Lo sé -susurró ella con voz pastosa-, claro que lo sé.
Pedro cerró los ojos un instante, Francisca sintió que la tensión se disipaba mientras él volvía a comerle la boca y hundía su miembro en su vientre, ella le sujetó la cabeza con más fuerza sintiendo en ese preciso momento como ambos dejaban fluir su esencia.
 Sin palabras, solo con miradas se frotaron cada vez más rápido dándose placer, uno que a cada segundo les pedía más y más, pero ninguno era capaz de dar su brazo a torcer…

Si te gustó, comenta y dame todas tus apreciaciones, buenas o malas,!!!!