viernes, 11 de octubre de 2019

Mi fantasía...de película

Relato erótico Inédito.


A estas alturas no tiene sentido seguir engañándome, menos cuando llevo más de quince minutos vestida como una verdadera “Dominatriz” esperando a que por esa puerta entre el hombre que va a cumplir mis más oscuras fantasías. Y no solo oscuras, si no que vergonzosas también.
¿Quién iba a pensar? que alguna vez que yo: mujer adulta, madre de dos niños y a mis treinta y tantos años me iba a decir a hacer algo así.
Bueno, sí, tengo que culpar a alguien, toda la responsabilidad es del señor Grey, y de mis amigas locas que hablan del tema como si fuera algo de lo más normal, ¡y no!, no lo es. Es más, cuando le esbocé a Carlos, mi marido la idea de hacer algo nuevo me miró con una cara que aún no puedo olvidar, y claro, con eso, todas mis ideas se fueron al tacho de la basura. Pero el Pepe grillo que tengo en mi cabeza ronroneó tanto que aquí estoy pagando por mi fantasía de película.
De pronto suena la puerta y sé que tengo que arrodillarme, al menos así decían las reglas del grupo “Master Sado” al que me inscribí para hacer esto posible. (Seré idiota…no, fantasiosa)
Milésimas de segundos después sí que me siento en el papel. Escucho cerrar la puerta y empiezo a sentir un hormigueo por todas partes.
-“Muy bien, perra” -dice el hombre, y aunque mi primera reacción es cantarle unas cuantas, me aguanto porque se supone que estoy dentro de un papel. (Uno que yo misma me pagué)
Estoy completamente desnuda, salvo por unas medias negras de liguero y por un antifaz que no me deja ver nada, y a decir verdad, lo prefiero, porque así en vez de ver al sujeto que de seguro no es de mi gusto, me puedo imaginar que es mi tan amado señor Grey.
Aunque no lo puedo ver, sí puedo sentir su mirada observándome. Y lo poco que me habla son palabras que expresan únicamente órdenes.
Noto como con suavidad me guía hasta la cama, y con una habilidad digna de admirar en un dos por tres ya estoy atada en forma de X.
Aún no me toca ni un pelo, pero no por eso no siento su energía, cosa que me estimula, y me… calienta.
Toda esta situación me provoca morbo y excitación, incluso un calor entre mis piernas que vienen acompañado de palpitaciones. De hecho, mientras más me habla rudo, más me excita.
Cuando me da la primera palmada cruda y certera en un muslo, siento como si hubiera sido justo ahí, ¡¡y es solo la pierna!!
-No te muevas -expresa con todo el formalismo que se puede tener en este momento, y es así como le da paso a la tortura. Nada de plumas como yo imaginé, si no que pasa sobre mi piel un tipo de rueda con puntas cargándolas más en algunas partes mientras se deleita apretando mis pezones. Cosa que no deja de fascinarme. Lo que no me esperé ni en un millón de años es que de un solo saz me quite la venda, ¡y Dios!
 Metro ochenta de cuerpo vestido con pantalones de cuero negro y una sudadera de igual color me devoran. Ni siquiera pierde las formas cuando se da cuenta de mi asombro, ni media sonrisa se le asoma, y su voz sale tan pausada como si esto fuera de lo más normal.
Después de casi diez minutos tocándome por todas partes siento que voy a estallar en cualquier momento, incluso me ha dado de probar mi propio sabor, y yo, cuan perra como me llama él no solo lo he probado, si no que he succionado hasta el fondo.
Estoy agotada de tantas sensaciones, y mis muñecas sufren las consecuencias, quiero, no, necesito más. Vine aquí para vivir una experiencia nueva, y eso es lo que quiero hacer, ¡Ahora ya!
Estamos casi por cumplir el tiempo, y nada que hemos….eh, ¿cómo decirlo? ¿Tirado?  ¿Follado?, ¿Culiado?
De pronto y sin yo esperarlo, como la pantera elegante que es me desata, claramente se me desencaja la mandíbula, pero no soy capaz de decir ni “mu”
Solo lo veo caminar hacia su mochila y mientras me da la espalda dice:
-Quiero que te masturbes, de hecho, es una orden -indica entregándome un aparatito largo que más parece una bala que un pene de esos que he mirado.
-¡Ahora!
-No fui lo suficientemente claro, perra.
-Sí, sí -respondo volviendo al papel, supongo que la “sesión” por decirlo de alguna manera no ha terminado. Así que olvido de todo y de todos. Casi corro a recibir el aparatito y con una sonrisa pícara lo acepto. Un cosquilleo empieza a nacer entre mis piernas, es más, hasta mi corazón late frenéticamente.
-No dejes nunca de mirarme -me ordena sentándose en frente al tiempo que cruza la pierna.
Me siento sobre la cama, me quito el pelo de la cara, me muerdo el labio para que no denote que estoy tiritando. Abro los muslos y le doy On al aparatito que empieza a vibrar. Acaricio mi vulva suavemente, pero no es suficiente, quiero sentirlo más. Estoy tan húmeda que solo se resbala hasta esa cavidad que únicamente un miembro vivo ha entrado.
A pesar de lo lista que estoy, sé que me va a costar llegar al final. ¡Me está mirando! Y a pesar de que soy solo yo la que se toca siento que él está desnudando más que mi cuerpo, todas las emociones, y sensaciones que tengo.
Hasta que en un pis pas me centro en mi placer, imagino mis mejores momentos y comienzo a perder el control, el nudo en mi estómago desaparece para dar paso a unas pequeñas contracciones. La sensación es una mezcla de sufrimiento y éxtasis.
 Con una mano manejo el aparatito y con la otra me toco los senos.
Por un instante pienso en que él, debe estar aburriéndose, después de todo está más que acostumbrado a hacer esto, pero lo desecho rápidamente, no se trata de él, se trata de mí, y de mi propio placer.
Me acerco y me alego del orgasmo muchas veces, cada vez que siento que voy a llegar a la meta algo me distrae. Hasta que algo en mi mente me hace quedar en blanco… ¡a la mierda el mundo! Abro más las piernas, mi clítoris queda completamente expuesto. Acelero el motorcito, y suspiro de goce al sentir esa magia.
Mi corazón, mi respiración se aceleran. Cierro los ojos por un momento, y cuando los vuelvo abrir noto como me está mirando de una forma muy particular. No es solo un espectador, está gozando con mi placer, su mirada es penetrante inyectándome más morbo, estimulando mi modo exhibicionista.
Espero un poco para aumentar la sensación,  aguanto la respiración hasta que mis piernas tiemblan. ¡Estoy a punto de cortar el lazo! Mi cuerpo se tensa, se rigidiza, hasta que…mierda, estoy a punto ¡y…ya!
Al notar el primer temblor, mi cabeza mira hacia el techo, y sin pudor alguno gimo y grito de auténtico placer. Cierro las piernas para que la sensación no me abandone tan pronto. Lo meto y lo saco aún más rápido, y así, toda la tensión se va, voto cada gota de mi energía con cada espasmo incontrolado. ¡Me encanta!
Vuelvo a la realidad de golpe cuando me doy cuenta que no estoy sola  sino que con él, el hombre que pagué para mi placer.
-¡Dios! ¡Esto fue increíble!- Exclamo riendo como una tonta, seguro con cara de post orgasmo.
-Espero que mis servicios hayan valido la pena -suelta naturalmente, como si masturbarme delante de alguien fuera lo más normal.
Sin mucho más que decir, me levanto y voy por mi blusa, él se pone una chaqueta y ya está listo para irse. Cuando le voy a pagar me mira y con esa voz ronca pronuncia.
-No te preocupes, esto para mi fue un placer. Al más puro estilo del sexo casual personal…
Y así me quedo, pensando en lo que me dijo. Segundos después pienso en todo lo que acaba de suceder, al principio me sonrojo, incluso risitas tontas brotan de mi boca, hasta que en realidad pienso que esto ha sido solo por mí, y lo mejor de todo hecho para mí.
 Sí, soy una mujer sensual, sexual, y sin miedo a sentir. Siento que me he dado a luz a mí misma. Y mientras lo pienso no puedo quitar de mi mente la imagen de mi mano entrando y saliendo. Sin duda, esta será una tarde inolvidable, para el recuerdo, en donde entré esperando ser la prota de mi peli favorita, y ahora salgo empoderada de mi propio cuerpo, y mi placer.
¿Y ahora me pregunto?
¡Cómo mierda no se me ocurrió antes!
Claramente, hoy…la cena quedará más rica que nunca...

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5 comentarios:

  1. Pues me ha gustado mucho deberías desarrollar la historia en un libro. Tiene buenas expectativas. A Anímate!!

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  2. Muy entretenido, me gustaria una historia de esta mujer "empoderada". No siempre se necesita otra persona para darnos placer.

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  3. Audaz y valiente la sra. Que pena que el marido no le siguio la fantasia

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  4. Fantastica la historia...me gustaria un libro esí

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